Archivo de la categoría: de mello

Cuentos cortos de Antonio de Mello (06)


Diógenes

lentejasEstaba el filósofo Diógenes cenando lentejas cuando le vio el filósofo Aristipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey. Y le dijo Aristipo:
«Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas».

A lo que replicó Diógenes:
«Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey».

Por Antonio de Mello

Cuentos cortos de Antonio de Mello (05)


Felicidad

Decía un anciano que sólo se había quejado una vez en toda su vida. pies
Cuando iba con los pies descalzos y no tenía dinero para comprar zapatos.
Entonces vio a un hombre feliz que no tenía pies.
Y nunca volvió a quejarse.

Por Antonio de Mello

Cuentos cortos de Antonio de Mello (04)


El poder del miedo

pesteLa Peste se dirigía a Damasco y pasó velozmente junto a la tienda del jefe de una caravana en el desierto.

-“¿Adónde vas con tanta prisa?” le preguntó el jefe.

-“A Damasco. Pienso cobrarme un millar de vidas.”

De regreso de Damasco, la Peste pasó de nuevo junto a la caravana.  Entonces le dijo el jefe:

-“¡Ya sé que te has cobrado 50.000 vidas,  no el millar que habías dicho!.”

-“No,” le respondió la Peste.  -“Yo sólo me he cobrado mil vidas.  El resto se las ha llevado el Miedo.”

Por Antonio de Mello

Cuentos cortos de Antonio de Mello (03)


La mayoría de las veces, los defectos que vemos en los demás son nuestros propios defectos

espejo-“Perdone, profesor”, dijo el tímido estudiante,  “pero no he sido capaz de descifrar lo que me escribió usted al margen en mi último examen…”

-“Le decía que escriba usted de un modo más legible”,    le replicó el profesor.

Por Antonio de Mello

Cuentos cortos de Antonio de Mello (02)


Nuestros enemigos no son los que nos odian., sino aquellos a quienes nosotros odiamos

prisionero judioUn ex-convicto de un campo de concentración nazi fue a visitar a un amigo que había compartido con él tan penosa experiencia.

”¿Has olvidado ya a los nazis?”  le pregunto a su amigo.

“Si”, dijo este.
”Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma.”

Su amigo le dijo apaciblemente:

”Entonces,  aún siguen teniéndote prisionero.”

Antonio de Mello

Cuentos cortos de Antonio de Mello (01)


Los muros nos aprisionan. Son mentales, no reales.

oso en jaulaUn oso recorría constantemente, arriba y abajo, los seis metros de largo de la jaula.
Cuando, al cabo de cinco años, quitaron la jaula, el oso siguió recorriendo arriba y abajo los mismos seis metros, como si aún estuviera en la jaula.

…Y lo estaba… para él..

Antonio de Mello

La Felicidad nunca se va


felicidadLa felicidad no tiene contrapuesto, porque nunca se pierde. Puede estar oscurecida, pero nunca se va, porque tú eres felicidad.

La felicidad es tu esencia, tu estado natural y, por ello, cuando algo se interpone, la oscurece, y sufres por miedo a perderla.

Te sientes mal, porque ansías aquello que eres. Es el apego a las cosas que crees que te proporcionan felicidad, lo que te hace sufrir.

No has de apegarte a ninguna cosa, ni a ninguna persona, ni aún a tu madre, porque  el apego es miedo, y el miedo es un impedimento para amar.

El responsable de tus enfados eres tú, pues aunque el otro haya provocado el conflicto, el apego y no el conflicto, es lo que te hace sufrir.

Es el miedo a la imagen, que el otro haya podido hacer de ti, miedo a perder su amor, miedo a tener que reconocer que es una imagen la que dices amar, y miedo a que la imagen de ti,la que tú sueñas que él tenga de ti, se rompa.

Todo tiempo es un impedimento para que al amor surja.Y el miedo no es algo innato sino aprendido. El miedo es provocado por lo que no existe. Tienes miedo porque te sientes amenazado por algo que ha registrado la memoria.

Todo hecho que has vivido con angustias, por unas ideas que te metieron, queda registrado dentro de ti y sale como alarma en cada situación que te lo recuerda.

No es la nueva situación la que le llena de inseguridad, sino el recuerdo de otras situaciones,que te contaron o que has vivido anteriormente con una angustia que no has sabido resolver.

Si despiertas a esto, y puedes observarlo claramente, recordando su origen, el miedo no se volverá a producir, porque eliminarás el recuerdo.

Anthony de Mello