Adelante


Un hombre llevó una vez a su hija de tres años de edad a un parque de diversiones. Era su primera visita a un lugar así, y ella estaba asombrada de lo que veía y escuchaba, pero más que nada estaba emocionada por las vueltas y zumbidos de los aparatos. Rogó a su papá que la dejara montar en un aparato en particular, aunque era considerado el que más «miedo» infundía a los niños de su edad.

Mientras ella a toda prisa doblaba la esquina en su pequeño carrito, de momento arrugó su rostro y se soltó de las manos dando un grito aterrador. Su padre, quien montaba el carro con ella, luchó para llamar su atención. Con una gran sonrisa, él le gritó por encima del ruido del aparato, «¡Esto es divertido!» Cuando la pequeña vio que él no tenía miedo, comenzó a reírse. La nueva experiencia que al principio era aterradora de momento se volvió agradable. ¡De hecho, ella insistió en montar el mismo aparato tres veces más!

Vía Renuevo de Plenitud

Acerca de Luis R Castellanos

IT Professor | Spanish Instructor - Profesor de TI | Instructor de Español

Publicado el 14 diciembre, 2011 en Uncategorized. Añade a favoritos el enlace permanente. 3 comentarios.

  1. Eso mismo lo he vivido yo con mi hija y tambien ella reacionó igual, ahora, con 10 años, es más atrevida incluso que yo, y es verdad, si la hubiese inculcado el miedo en el cuerpo, a día de hoy seria una miedica, esto vale para todo.
    Saludos

  2. Hola,

    Sí, a veces necesitamos un pequeño empujoncito para realizar cosas que realmente queremos hacer pero que no nos decidimos.

    El ver a su papá confiado y alegre fue la chispa que generó el momento de plena confianza para realizar lo que quería.

    Qué lindo artículo 🙂

    Gracias por compartirlo Luis,

    Saludos,

    Bego

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